jueves marzo 28 de 2024

¡Barcelona destrozado! PSG, con cuerpo y medio en Cuartos de final

El campeón de Francia goleó al equipo de Luis Enrique en el juego de ida de los octavos de final.

Barcelona ha caído derrotado en el Parque de los Príncipes. En la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, el PSG ha sido el dominador del juego, ha llevado la iniciativa y, con una alta presión, ha puesto en dificultades a los de Luis Enrique. Los goles de Di María (2), Draxler y Cavani han espetado un duro golpe para el Barça, que se ha visto superado por un PSG excelente en todas sus líneas y que ahora tendrá que apelar a una remontada épica en el Camp Nou para intentar darle la vuelta a la eliminatoria.

El control de los parisinos se ha reflejado en el marcador, primero con el 2-0 del descanso. Y es que todo ha comenzado con un inicio de los de Emery fulgurante. El Barça ha salido con un gran acierto defensivo -Sergi Roberto ha tapado un disparo de Cavani (min 6) y Ter Stegen ha hecho una doble parada en acciones de Matuidi y Rabiot (min 11)-, pero el gol de falta directa de Di María ha inaugurado el marcador con un disparo colocado (1-0, min 18).

A raíz de esta acción, el equipo azulgrana ha intentado reaccionar, hacerse con el control y hacer retroceder al PSG a través de los desequilibrios de Neymar. Así, primero André Gomes ha tenido el gol, pero Trapp ha desviado su remate ‘in extremis’ (min 28). Posteriormente, Messi ha estado a punto de cazar un centro peligroso de Sergi Roberto (min 32).

Pero los de Emery han vuelto a ser incisivos en ataque y, después de que Ter Stegen volviera a sacar una mano determinante en un disparo de Draxler (min 34), el mismo Draxler ha hecho el segundo en una contra y con un tiro cruzado (2-0, min 40).

El PSG no levanta el pie del acelerador

 

El guion no ha cambiado tras el paso por el vestuario y el PSG, empujado por el resultado, ha continuado llegando con peligro. También las pérdidas, fruto de la presión local, han hecho daño al Barça. Así ha llegado el tercer gol, con un buen remate de Di María desde fuera del área y por la escuadra que la estirada de Ter Stegen no ha podido salvar (3-0, min 55).

Aunque el Barça lo ha intentado tímidamente, y algún arranque de Neymar ha estado a punto de activarlo, el equipo azulgrana se ha visto superado por un PSG que se ha multiplicado en el Parque de los Príncipes. De hecho Cavani, tras una buena acción de Meunier, ha hecho el cuarto y definitivo con un disparo potente (4-0, min 70).

Que no era la noche del Barça lo ha demostrado también el cabezazo de Umtiti que se ha estrellado en el poste y que podría haber reducido distancias para la vuelta (min 84). A pesar de intentarlo, sin embargo, los de Luis Enrique no han podido mover el electrónico y deberán jugar la vuelta del Camp Nou con la obligación de apelar a una remontada inédita.

Los signos que indicaban que el Barcelona no andaba fino irrumpieron hoy en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones contra el París Saint-Germain, que desarboló a los azulgranas (4-0) y les condenó a una remontada épica en el Camp Nou para poder jugar sus décimos cuartos de final consecutivos.

Sin ritmo, sin personalidad, sin recursos, sin la aparición de sus estrellas, el equipo español fue intrascendente ante un pletórico PSG, muy superior en cada línea, sustentado en un enorme Matuidi en el centro del campo y con un Ángel di María que se marchó con un doblete completado por un tanto del alemán Julien Draxler y otro del uruguayo Edinson Cavani.

Por vez primera no le marcó un tanto al PSG, que se había convertido en su rival favorito en Europa en las últimas temporadas.

Es la tercera vez que al Barça le endosan una goleada de esta talla en la Liga de Campeones. Lo probó ya en la final del 94 contra el Milan y en las semifinales de 2013 frente al Bayern de Múnich.

Al fin pudo sonreír Unai Emery en un duelo contra el Barça. En 23 partidos anteriores solo le había ganado una vez, con el Sevilla. En el 24 le propinó una sonora goleada que infla su crédito en París y le convierte en favorito para jugar, por quinto año consecutivo, los cuartos de final.

Fue un triunfo sin contemplaciones, con una enorme superioridad de los locales, que anestesiaron al tridente, durmieron a Messi y convirtieron al Barcelona en un equipo menor.

Volvieron al once de Luis Enrique Andrés Iniesta y Sergio Busquets, pero mostraron que todavía no están al nivel que exige un duelo de estas características.

Y eso que los prolegómenos del duelo no les eran favorables a los jugadores del equipo francés, con la baja de última hora de su capitán Thiago Silva, que dejaba su defensa en manos de cuatro veinteañeros a merced del tridente más envidado del fútbol mundial.

Pero ni ocasión de fallar tuvieron los jóvenes defensores del PSG, Meunier, Kimpembe, Marquinhos y Kurzawa, que apenas intervinieron. Al igual que el meta Trapp.

En el duelo táctico, Emery apostó por centrar sus cañonazos en la banda derecha del Barça. Por ahí desgastó a los de Luis Enrique, que había optado por cubrir a Sergi Roberto con André Gomes en lugar de apostar por Ivan Rakitic.

Fueron golpes al hígado, de los que debilitan y dañan, de los que generan dudas, hacen temblar, descosen al equipo, un tridente inexistente, perdido donde no había balón, a merced del ataque francés, de Meunier, de Draxler, de Matuidi.

Solo Ter Stegen mantuvo al Barcelona en pie, pero a merced de los ganchos, de que llegaran esos golpes que te derriban a la lona. Y esos no llegaron por la derecha, aunque era por ahí, por la zona que defendía Sergi Roberto, mal asistido por André Gomes, por donde sangraban los azulgranas.

Agazapados en las cuerdas, los de Luis Enrique estaban a merced de los golpes del rival. El primero llegó de falta, una clara que le hizo Umtiti a Draxler en el borde del área y que Di María aprovechó a los 18 minutos con un Suárez que agachó la cabeza en la barrera cuando no debía.

Era el primer gol de falta que lograba el ‘Fideo’ en la máxima competición europea y el segundo consecutivo que le anotaba al Barcelona, a quien también marcó con la camiseta del Real Madrid en la final de la Copa del Rey de 2014, la última vez que se había medido a los azulgranas.

El dominio del equipo parisiense tenía su premio y el Barça se tambaleaba. Tiró de orgullo el equipo catalán, más de garra que de calidad para equilibrar el juego, para pisar el área de su rival y sacar sus primeros golpes. Suaves, mansos, casi amistosos en el día de los enamorados.

Solo André Gomes dispuso de una clara oportunidad de igualar, pero el portugués no supo aprovechar un genial pase de Messi que le dejó frente a frente con Trapp, al que disparó al cuerpo.

Fue un espejismo, un intento fatuo de armar el brazo ofensivo azulgrana que dejó descuidada la defensa, a disposición de los balazos locales.

Cuando faltaban 5 minutos para el descanso, Messi perdió un balón frente a Rabiot en la zona peligrosa y el parisiense, como una exhalación, acertó a servir a un Verratti, que vio solo a Draxler en la banda derecha. El alemán, que debutaba con el PSG en la Liga de Campeones, no tuvo piedad de su compatriota Ter Stegen.

No cambió el guión en la reanudación. O, si lo hizo, fue para empeorar aun más la versión del Barça.

En el minuto 55 volvió a golpear Di María, que se ensañó con los jugadores del Barcelona, sus rivales históricos de antaño, de cuando trotaba en el Real Madrid. El argentino recibió el balón a 20 metros de la portería, amagó el pase y se inventó una rosca que encontró una escuadra de Ter Stegen.

Ya nada parecía que podía ser peor para el Barça, pero faltaba el gol de Cavani, que no se pierde una cita con el tanto y no iba a hacerlo en una noche mágica en la que, además, festejaba sus 30 años.

El uruguayo marcó a su estilo, con potencia y velocidad, más astuto y ágil que Piqué, y se marchó corriendo a celebrarlo donde estaba su mujer. Era el día de los enamorados y la felicidad absoluta para los franceses, contraste con el corazón partido con el que se marcharon los azulgranas.

Umtiti pudo reducir las distancias en el minuto 84, pero su cabezazo se estrelló en un poste. Y poco más hizo el Barça para maquillar el desastre.

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