lunes abril 29 de 2024

Al César lo que es del César

Por Augusto León Restrepo

BOGOTA, 03 marzo de 2022_RAM_ He tomado las pinzas para tratar de asumir el tema del aborto, que, con toda la razón, ocupa el interés aquí y en Cafarnaúm. Son numerosas las opiniones al respecto y se oyen  serios argumentos , sobre si las mujeres pueden disponer de sus cuerpos con plena libertad, y desde luego de la circunstancia de su embarazo, sin que sufran privaciones de su libertad por optarlo, o deban ser sancionadas y conducidas a cárceles o reformatorios, en caso de que se compruebe el dolo en su conducta relacionada con el nonato, bien sea a raíz de la fecundación o en el transcurso de 24 semanas o seis meses a partir de ella.

Es una circunstancia, la del aborto, que se presenta con más frecuencia de lo que señalan las estadísticas, en la clandestinidad,  y que afecta no solo a la mujer sino a su entorno familiar y social y plantea  discusiones que se puedan dar, en el terreno laico, que es el del Estado, que establece derechos,  libertades, normas incluyentes, generales, para toda clase de ciudadanos que viven en su territorio, sin distinción alguna ni exclusiones , valga la pena reiterarlo, pero que deben ser ajenas a asuntos de moral o de creencias religiosas.

De entrada, quienes están afiliados a credos  y son fieles ortodoxos, como lo deben ser los que se asocian en congregaciones o iglesias, y no medias tintas, están en su derecho de reprobar cualquier disposición del Estado, que tenga que ver con la interrupción de los embarazos. Que, por lo menos que yo sepa, para los católicos romanos, que son mayoría en Colombia, es considerado como un grave pecado, que conduce a que de forma inmediata, quien lo cometa o quien lo induzca, o quien lo practica, quede excomulgado. Sin embargo, y como mera información, sujeta a rectificación si es que estoy equivocado, esta excomunión  puede ser levantada con el solo acto de contrición y «propósito de la enmienda», declarado en confesión ante un sacerdote, que de ésta manera exculpa el hecho pecaminoso del aborto y vuelve al redil a la mujer descarriada. Así lo establece o insinúa el documento «Misericordia et Mísera, La Mísera y la Misericordia. Antes del 2016, estaba reservado el levantamiento de ésta sanción moral a Obispos, Arzobispos, Monseñores o al mismo Papa. Francisco, el Pontífice, además, consideró que lo del aborto no debe ser un tema político. Fue su opinión, cuando parte del clero norteamericano anunció que los sacerdotes no deberían suministrarle el sacramento de la comunión al Presidente Biden, por ser partidario de que el aborto se legalice en el país del norte. Y un derecho constitucional.

Con la sentencia de la Corte Constitucional, debatible y controvertible, pero que ya entró en vigencia, se abrió de nuevo una polémica jurídica, de muy actual vigencia. La de si la Corte, invadió o no el ámbito, la competencia de la rama legislativa del poder público, que debiera ser la única que se pronunciara a través de normas estatutarias, sobre lo que debe considerarse delito, sí o no, como el aborto en cualesquiera de sus especificaciones. Pues yo estoy de acuerdo con que sí el Congreso no fuera engavetador y cobarde,  y con fiel cumplimiento de su función primordial, hubiera legislado a éste respecto, no estaríamos ya en presencia de un nuevo factor de enfrentamiento y crispación entre los colombianos: el de los abortistas y el de los antiabortistas. La hoguera ya se prendió en las redes sociales. Basta leer los insultos, diatribas y amenazas contra los cinco magistrados que votaron a favor de la sentencia en comento. Los quieren quemar vivos. Y aspiran a elevar a los altares, a los cuatro, que votaron en contra o salvaron sus votos.

Pero bueno. Éste es un artículo de periódico, que solo pretende comentar a título personal, por encima, someramente, un hecho que de por sí amerita profundidad, vasto análisis y juicios concluyentes. Solo trato, si es que lo consigo, que se alimente la información y el debate. Que ustedes en su casa, sepan distinguir entre el incienso y el Estado. Sabio aquello, de dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.

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