lunes marzo 18 de 2024

«Lo que más me preocupa es la recesión y la inflación de los alimentos»: presidente Petro en entrevista

En entrevista exclusiva con José Manuel Acevedo, el presidente Petro habló economía, paz, emergencia climática y autosuficiencia energética.

Por José Manuel Acevedo

Noticiasrcn.com

Bogotá, 04 diciembre de 2022_RAM_En una extensa entrevista, el presidente Gustavo Petro dijo que espera que el país entienda su propia historia para no regresar a la guerra. Habló de oportunidades para Iván Márquez, el invierno, la propuesta de pensiones y la inflación de alimentos.

El presidente Gustavo Petro recorrió los pasillos de la Casa de Nariño aún con alguna dificultad para encontrar los caminos. Todavía se pierde en los laberintos del Palacio Presidencial que habita con su familia y su equipo más próximo desde el 7 de agosto. En lo que no se pierde el presidente es en navegar sobre todos los temas sin esquivar ninguna pregunta.

En esta entrevista exclusiva con Noticias RCN habló de su relación con Piedad Córdoba y la extradición que terminó de ratificar en contra del hermano de la senadora. Explicó que la política pública de la transición energética es solo una de las apuestas para responder a la urgencia del cambio climático; habló también de las conversaciones con el ELN y la razón para darle una oportunidad más a ‘Iván Márquez’, y recorrió las discusiones más difíciles de la coyuntura económica del país, en un momento de mensajes frente a la reforma pensional, la discusión sobre el salario mínimo y el gasto público.

Terminó en su despacho agitado por una tos que no lo deja desde que tuvo covid y el ejercicio de la subida y bajada de escaleras, mientras extendía sus argumentos para cada pregunta. El jefe de Estado expone en una pared de su oficina un enorme cuadro de casi tres metros de altura que le obsequió el gobierno venezolano. No tiene problema en reconocerlo y asegura que, si Colombia es solicitada para ser sede de las negociaciones entre Maduro y la oposición, el país lo será.

José Manuel Acevedo: ¿Cómo se siente desde esta puerta del palacio viendo al Congreso en donde estuvo durante muchos años viendo hacia acá?

Gustavo Petro: Desde lo físico y corporal no es que sea una gran experiencia. Estamos en el centro del poder y se está aquí para transformar ese poder. Sin eso no tiene ningún sentido. En estos 100 días, que son del plan de desarrollo de Duque y el presupuesto de Duque, hemos estado sentando las bases en cada ministerio de lo que serán las principales políticas del Gobierno del Cambio para el año entrante.

J.M.A.: Nos decían que usted está preocupado por el invierno y la recesión económica mundial, ¿cómo va eso?

G.P.: El invierno ya no es una predicción. Es una realidad. Incluso, puede pasar de este año debilitándose para ocasionar un problema acumulado. Ya son más o menos un millón de personas afectadas y el crecimiento del hambre que se junta y venía creciendo por el tema del Covid y ahora podría mantenerse por la recesión, que es la inflación de alimentos y construye una tormenta perfecta. En medio de esa tormenta hay que navegar; no nos podemos quedar quietos. Y tenemos una serie de propuestas que hemos venido desarrollando para aguantar el efecto recesivo económico del año entrante y para bajar inflación por lo menos en alimentos, que es lo más importante.

J.M.A.: ¿Cómo va la revisión de contratos de exploración y explotación que usted ordenó hacer en este Gobierno?

G.P.: La transición energética es apenas uno de los temas, no es suficiente. Hay que hablar de una economía descarbonizada. Es decir, que el elemento químico petróleo, carbón, hidrocarburos no esté ni siquiera en los procesos de transformación industrial o agraria. Va mucho más allá del simple cambio energético. La principal rama de emisiones de CO2 equivalente en el mundo es la carne de res, que poco tiene que ver con este tema de la matriz energética. En mucho sobrepasa incluso las emisiones de carros. Operar allí en cada rama va a ser el desarrollo de la economía descarbonizada.

J.M.A.: Si en el futuro cercano el país necesitara uno más o unos más contratos de exploración y explotación, ¿usted no cerraría la puerta?

G.P.: No, pero creo que no va a ser posible. Estuve hablando en la COP27 con el primer ministro alemán que ha tenido que hacer crecer sus importaciones de carbón por los problemas de la guerra y el tubo ruso. Me dijo que en estos dos años van a comprar más, pero el plan que consistía en cerrar hacia 1938 toda la demanda de carbón, lo adelantan. El mundo no da espera; es un problema de vida, no de caprichos o de locuras ideológicas. Es la ciencia la que dijo cuál era el problema, dio las soluciones y es la política la que ha trabado el que podamos caminar más rápidamente.

J.M.A.: ¿Vamos a importar gas desde Venezuela?

G.P.:  No creo. El cálculo que tenemos con los datos que tenemos es que ese momento no llegaría.

J.M.A.: Hablemos de salario mínimo, ¿de dónde no estaría dispuesto a bajarse el presidente de la República?

G.P.: El nivel de vida tiene que ver más con la inflación que con el salario mínimo. La mayor parte de los trabajadores y las trabajadoras de Colombia ganan menos del salario mínimo. Estamos hablando del 60% de las personas. Ese decreto no va a funcionar con la mayoría de los trabajadores. Con ellos sí funcionaría que bajara el precio de la carne, de la electricidad, del transporte y del arroz. Yo quiero aumentar el subsidio a los fertilizantes. Si se concentra en alimentos y café aumentaría la rentabilidad para el productor directo de alimentos, transitando hacia una baja relativa de los precios que es fundamental para el nivel de vida de las personas.

Hay otro frente que es la electricidad porque heredamos unos contratos raros que estaban clandestinos y que tienen que ver con la distribución de energía eléctrica en el Caribe para dos sociedades. Son contratos que en mi opinión fueron muy mal hechos. Uno es EPM y el otro con contratistas del Estado “subjudices” con los que quiero hablar, porque realmente ese esfuerzo, así como fue estructurado, va a dañar las posibilidades de desarrollo del Caribe colombiano.

J.M.A.: ¿Cuál es la cifra aproximada?

G.P.: El decreto de salario mínimo debe tener tres datos. Salario mínimo, salario real y salario relativo. Para mi el más importante es el de salario relativo, porque es el porcentaje que los asalariados ganan, incluidos los ingresos por debajo del salario mínimo, de los ingresos nacionales. Si ese porcentaje disminuye, como viene sucediendo en los últimos 20 años, los trabajadores cada vez ganan menos de la riqueza nacional y esta se concentra en una minoría. Si esto, como sucedía hace unas décadas, es al revés, los salarios relativos crecen más que los ingresos nacionales. Entonces tendríamos una sociedad cada vez más igualitaria donde el pueblo trabajador ganaría más proporcionalmente que los dueños del capital.

J.M.A.: ¿Cómo se le entrega subsidios a 3 millones de adultos mayores sin meterle la mano al bolsillo a los colombianos que honradamente han ahorrado para su pensión durante tantos años?

G.P.: Los campesinos cafeteros generaron la riqueza que existió en la nación colombiana en el siglo 20. Exportaron miles de millones de dólares al año. Con eso se construyó gran parte de la infraestructura, muchas de las grandes empresas en Colombia nacieron de ese esfuerzo. Y hoy no ha sido posible que yo pueda encontrar un campesino pensionado. Esa es la mayor de las injusticias, porque si le entregaron al país miles de millones de dólares, ¿cómo que el país no ahorró una pequeña parte para garantizarle la pensión a estas personas que ya hoy son de la tercera edad?

Esa es la injusticia del sistema pensional colombiano. Ahí está todo el campesinado; las mujeres que viven más que los hombres; los trabajadores informales, muchos abandonados por sus familias. Algunos reciben $80.000 mensuales, la mayoría no. Entregarles $500.000 los sacaría de la pobreza, podrían tomarse un plato de sopa y dormir en una cama decente. Esa es la solidaridad intergeneracional. Más o menos la crítica a la propuesta que hemos hecho lo que llama es al egoísmo social. “No, tu estás viejo. Muérete”. Eso es un fascismo.

J.M.A.: Cambio de tercio. ¿Se van a acabar las EPS el próximo año como las conocemos?

G.P.: Ni en pensiones ni en salud va a haber cambios abruptos. Eso no se puede hacer porque se pone en peligro la vida de las personas. Siempre, como fue para la aprobación de la ley 100 en el 93, para la que yo voté en contra, hay un periodo de transición de manera que no se provoquen peligros innecesarios.

J.M.A.: ¿En el largo plazo deberíamos dejar de tener EPS?

G.P.: Yo las veo innecesarias. Las EPS hoy son conglomerados de IPS. La gente cree que la EPS es el hospital, que es el que realmente le presta el servicio. La fundación x. No. Esas no son las EPS; son unas intermediarias, a las cuales el Estado les entrega unos recursos públicos o semi públicos, y las EPS contratan hospitales para que presten el servicio. En el juego de recibir un dinero y tener que sacarlo para contratar al hospital, entonces nos sacan el dinero. Tienen hospitales públicos y privados hoy literalmente quebrados y, de acuerdo con un cálculo, la deuda es de $20 billones. ¿Para qué vamos a tener algo así? Es mejor tener un sistema que sea capaz de financiarse sin esa deuda y fortalecerse tecnológicamente el hospital, sea público o privado. Y fundamentalmente la prevención que es lo que el Estado debe montar antes que nada y que en Colombia no existe.

J.M.A.: ¿Se va a meter el presidente con la medicina prepagada?

G.P.: No, ese es un mercado.

El presidente se refirió también a las conversaciones de paz y su política de seguridad con las fuerzas militares; las solicitudes de extradición a Estados Unidos y las relaciones con Venezuela. Vea la entrevista completa en el cubrimiento en profundidad de noticiasrcn.com.

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