
¡Por Dios, estas chicas!
«Cuanta felicidad hay en mí, cuando siento el ruido de la pelota. Sobre todo, si quienes corren tras ella buscan la mejor versión, con variedad de recursos, para luchar por la victoria».
«Cuanta felicidad hay en mí, cuando siento el ruido de la pelota. Sobre todo, si quienes corren tras ella buscan la mejor versión, con variedad de recursos, para luchar por la victoria».
Irradiando simpatía, despojado de las ínfulas de las estrellas, tan comunes en los de su talla cuando despiertan idolatría, se pasea entre los suyos, reconstruye sus caminos y evoca su pasado, Luis Díaz, el mejor futbolista colombiano del momento.
El conformismo estimula la mediocridad. Tragar entero, mirar para otro lado, o justificar actuaciones sin razones argumentales de peso, es complicidad. Quién crítica no tira piedras, dice la verdad.
La ilusión de ganarle a Brasil, tuvo la equivalencia a comer pescado con espinas. Siempre se saborea, pero a veces es inevitable que una de ellas se clave en la garganta, en un momento de descuido. El gol de Paquetá, previa elaboración a un toque, fue de lujo…y, como la espina, doloroso.
Sobre la pandemia y el fútbol, nos habla esta semana esteban Jaramillo en libre y directo. Los dilemas de volver o no. Las regulaciones. El ejemplo de Alemania para el mundo, que vera rodar pronto la pelota.
EL VIAJE TRISTE DEL REY PELÉ