miércoles abril 24 de 2024

Lecciones… prudencia.

18 noviembre, 2013 Opinión

esteban jaramillo

Por Esteban Jaramillo Osorio.

Transita la selección Colombia el camino de la felicidad. Acción con calidad y hasta toques de preciosismo se vieron en el amistoso con Bélgica. Fue, el partido, un paso adelante que fortalece la relación del equipo con los aficionados, que disfrutan del bienestar emocional y la temperatura ambiente, a tope.

Son, estos  duelos, Holanda incluida, rodaje, experiencia y  encanto. Encuentra Colombia las soluciones a  problemas apremiantes, que  le empalidecieron en las últimas presentaciones oficiales. Llego, por ejemplo, Ibarbo, ignorado en las convocatorias durante casi tres años, atrevido y desequilibrante, como lo son, en los duelos personales, Cuadrado y Zúñiga. Encontró el cuerpo técnico a Aldo Ramírez, adaptado a la posición de medio centro, con carácter y juego de salida. Con ellos Colombia tiene futbol y   variantes de ataque, incluido James con su futbol  sutil, lo que le da vigor a la conexión con los delanteros, donde Falcao no naufraga solitario y ante el gol, siempre dice presente. Hay, además,  fútbol por las bandas, tan útil para abrir defensas cerradas.

Es el tiempo del público, con su felicidad sin límites y del entrenador con sus análisis exhaustivos, priorizando la necesidad de cambios, en algunos lugares y fortaleciendo otros. El momento de enfatizar conceptos, de buscar ajustes, de juntar el grupo idóneo en la cancha, conscientes de que el mundial tiene más intensidad, combatividad y nivel, en todos los aspectos, que los partidos amistosos, los que se juegan tantas veces sin vehemencia por temor a las lesiones.

Es renovar y reforzar.

El triunfo ante Bélgica es un paso adelante. Así se ve. Pero el ojo escruta y encuentra  aún, una defensa frágil, descuidos de marca, lentitud y poca dinámica en el juego con la pelota.

Entra también a jugar el triunfalismo, alimento de necios, tan nuestro, tan destructivo. Ganar conduce al delirio y  este trae consigo la creencia infame  de la imbatibilidad. Hay historias al respecto. Ni los mejores, ni los peores. El destino es tramposo en este aspecto. 

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