El perdón no es debilidad ni ceder en los derechos: obispos de Colombia
Siete altos jerarcas católicos de Colombia participaron este Viernes Santo en el Sermón de las Siete Palabras, emitido por Caracol Radio. Coincidieron en la necesidad de fortalecer el espíritu del perdón para alcanzar la paz en Colombia, la cual – dijeron – no se logra solo mediante un decreto presidencial o un documento firmado con los violentos, sino recibirla en el corazón de todas las personas.
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen
Mons. Rubén Salazar, Cardenal Primado de Colombia / Foto: cec.org.co
PRIMERA PALABRA: (Lucas 23:34)
“Se puede perdonar y al mismo tiempo hacer justicia. No podemos llevar al victimario a la justicia extrema porque se convierte en injusticia, en venganza, y así pierde absolutamente su sentido. La justicia y el perdón no se oponen, se complementan”.
“Debemos trabajar para dejar de ser un país que no está en paz, que está angustiado. Y eso no hace que podamos ver, muchas veces, con claridad el futuro. Asistimos a un desconcierto nacional que hay que hacerle frente. Para comenzar a enfrentar el presente del país hay que saber perdonar”.
“Hay que entender la justicia no en términos de castigos ni venganzas. El perdón no es debilidad ni ceder en nuestros derechos. Por eso el perdón aparece como complemento de la justicia, el perdón hace posible que se vea al criminal como una persona que debe ser rehabilitada y se le brinden las posibilidades de que lo pueda hacer y reintegrarse. El victimario tiene que reparar el daño y establecer una relación nueva entre las personas”.
Hoy estarás conmigo en el paraíso
Mons. Jesús Darío Monsalve, Arzobispo de Cali /
SEGUNDA PALABRA: (Lucas 23:43)
“Todos, incluso Caín y los peores malhechores del mundo, requieren la oportunidad de la vida, de la reconciliación y de regresar al hogar humano de sus afectos familiares y la patria donde nacieron”.
“Solamente así, por fuera de todo espíritu de venganza y pesimismo sobre la capacidad del ser humano para el bien, la verdad, la vida y la belleza, será posible avanzar hacia la humanización y madures ética de nuestra sociedad”.
“Dejemos de relativizar y despreciar la vida humana, desde el inicio de su gestación biológica hasta la cumbre de su gestación espiritual”.
Mujer, he ahí tu hijo; hijo, he ahí a tu madre
Mons. Luis Augusto Castro, Arzobispo de Tunja /
TERCERA PALABRA: (Juan 19:26-27)
“Cincuenta años de guerra nos han dejado una tragedia. La tragedia no son las pérdidas económicas, la tragedia es que nos hemos vuelto desconfiados y nos protegemos los unos de los otros. Nos revestimos de corazas que nos aíslan de los demás. Entonces, tal y como el amor de una madre, del amor de María por nosotros, debemos brindar cariño y respeto, confianza y tocar los corazones”.
“Podemos hacer mil firmas en documentos importantísimos sobre la paz, pero si no cambiamos nuestra manera de vivir, seguimos en las mismas. Jesús en estas palabras nos pide esto. Si somos todos hijos de María, en consecuencia no podemos ser lobos que se despedazan, somos por tanto todos hermanos”.
Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has abandonado?
Mons. Ricardo Tobón, Arzobispo de Medellín /
CUARTA PALABRA: (Marcos 15:34)
“Jesús, agonizando en la cruz siente el abandono como un hombre, vive el desconsuelo, la soledad y la tristeza. La crucifixión no fue un acto de teatro, fue realmente un acto del hijo de Dios, obedeciendo, amando, sufriendo para enseñarnos a vivir”.
“Esta palabra es un acto de solidaridad con todos los que sufren en el mundo. Por ejemplo los niños abandonados, el desconcierto de tantos jóvenes, de los pobres sin alimentos y sin una vida digna. Cristo en la cruz es solidario con todos, vive nuestro sufrimiento y nuestro dolor”.
“Las pruebas de la vida las debemos resolver siempre desde Dios. Buscando su ayuda y su protección. No debemos sentirnos solos porque el amor de Dios es más grande que todos los males del universo. Hay que ayudarnos los unos a los otros y generar espacios llenos de comprensión y solidaridad”.
Tengo Sed
Mons. Héctor Gutiérrez Pabón, Obispo de Engativá, en Bogotá /
QUINTA PALABRA: (Juan 19:28)
“La Semana Santa no pretende solamente recordar acontecimientos históricos acaecidos hace 2.000 años. No. La liturgia de la iglesia va más allá. Busca celebrar el acontecimiento histórico más importante de nuestra fe, pretende que todos muramos con Cristo y resucitemos con él. Nos invita está palabra a que tengamos sed. Sed de justicia, de paz, de Dios y de vida. Nosotros hemos desangrado a nuestra patria y le hemos roto la arteria de la fe en Dios y la esperanza asesinando a sus hijos en una guerra demente y desquiciada”.
“Lo que nosotros los católicos pretendemos no es buscar compasión y lástima por Colombia, aspiramos a que nos convirtamos todos y retiremos de los labios de la patria, el vinagre del secuestro, del aborto y la corrupción. Y que abrevemos la sed de Colombia con el agua pura de la honestidad, de la paz, el perdón, de un Congreso íntegro y de una familia unida”.
Todo está consumado
Mons. Francisco Nieto Súa, Obispo de Guaviare. /
SEXTA PALABRA: (Juan 19:30)
“Jesús nos ha llamado a ser testigos de su reino. Señor, con dolor vemos en tus frases el reflejo de algunas realidad que se viven en tantos otros sitios de Colombia. Señor, miramos con expectativa y esperanza los diálogos de paz. Aún persiste una desigualdad vergonzosa y una pobreza que es más exclusión social, unas diferencias en el tipo de educación que no se compadece con la dignidad del ser humano. Las escasas e inexistentes oportunidades de trabajo claman al cielo. El dios dinero y no el ser humano es el centro de nuestro sistema económico, en nuestras instituciones privadas o públicas pareciera que algunos están dispuestos a hacer cualquier cosa para enriquecerse. La violencia y el crimen siguen campantes y con la impresión de que todo esto tiene lugar bajo la indiferencia general”.
“Hoy, cuando pareciera que todo está consumado, Jesús nos invita a optar por la verdad que exige intrepidez, sin prodigar lisonjas, sin dependencias, más allá de lo políticamente correcto y de las advertencias del común. Gente para los demás, listos para servir”.
“Nunca debemos resignarnos y aceptar una violencia ciega o cualquier forma de irrespeto a la dignidad de todos y cada una de las personas”.
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu
Mons. Jairo Jaramillo, Arzobispo de Barranquilla. /
SÉPTIMA PALABRA: (Lucas 23:46)
“Cristo en su evangelio nos mandó a amarnos. Debemos hacer viva esa fe. Busquemos permanentemente ser solidarios, que el día de mañana cuando nuestra vida termine, podamos decirle al Señor: En tus manos encomiendo mi espíritu”.
“La indiferencia en el mundo entero no puede seguir extendiéndose porque vivimos tranquilos en nuestras casas. Pero no nos duele el dolor de los demás ni la enfermedad de los otros. Hay que globalizar el amor y la solidaridad. Eso distingue la vida cristiana, en compartir el dolor”.
“Le pedimos al Señor que los diálogos de paz que ahora se adelantan, buscando silenciar los fusiles, sea un fin de la violencia que hemos vivido desde hace 50 años. La paz no nos va a venir de La Habana ni de un decreto presidencial. Debemos primero recibir la paz del corazón. Hagamos de nuestra familia un lugar de amor y así compartir la paz con nuestros vecinos y seremos todos una familia comprometida a trabajar por la paz”.