James o Neymar
Por Esteban Jaramillo Osorio
Los dilemas de Pekerman: Esperar o proponer, dos o tres volantes de primera línea, un delantero, despliegue físico a lo largo o ancho de la cancha, con sacrificio sostenido; individualizar el juego a través de los talentos, en especial James Rodríguez y atenazar a Neymar para evitar sus derroches técnicos que desordenan, o sus desplantes y provocaciones que desequilibran. Con ello el punto como bran botín.
No parece dispuesto el entrenador nacional a exponer un dispositivo ambicioso con la pelota. Se le ve, porque los antecedentes lo demuestran en partidos de estas características, proclive a plantear un juego de control, ocupando espacios medulares con agresividad en la recuperación, para alimentar contragolpes rápidos en la elaboración, apoyados en riguroso trabajo defensivo.
Por eso las dudas sobre el nombre indicado a reemplazar a Daniel Torres, suspendido, se disipan con el posible cambio de sistema, de un bloque medular 2-3 a uno 3-2, consolidando el control de la zona, donde mas fluido es el juego de Brasil.
Si Colombia tiene el balón domina el campo y con el abre perspectivas de manejo al resultado. Si lo pierde, queda expuesto porque reconocida es la calidad técnica de los brasileños, hoy dispuestos a mudar, con Tite como entrenador, a un juego mas simple.
Brasil da verticalidad al fútbol por las alas, siempre activas, tanto con extremos atacantes como con laterales de marca, caracterizados por ser profundos en la ofensiva. Su regreso a posiciones de retaguardia es lento, lo que puede ser aprovechado para contragolpes veloces a sus débiles espaldas.
No es imposible ganarle a Brasil si como dicen en las canchas del barrio “Colombia juega su jugado”, que equivale a jugar con las habilidades reconocidas.