Una inhabilidad perpetua
Por: Carlos Alberto Baena López
@Baena
De acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal, durante 2015 y 2016 se presentaron 667 casos de abuso sexual a menores, en los cuales 355 de los presuntos agresores fueron los propios profesores de esas niñas y niños, y en los 312 casos restantes, la culpabilidad recayó en las personas que los tenían a su cuidado: Empleados del servicio doméstico, niñeras, entre otros.
En virtud de lo anterior, la Bancada de MIRA en el Congreso radicó un Proyecto de Ley que crea la Inhabilidad Perpetua para abusadores sexuales, impidiéndoles de por vida, ejercer cargos en ámbitos educativos o de cuidado de menores en instituciones públicas o privadas en el país. La sanción también perseguirá a las personas condenadas por los delitos de proxenetismo, explotación sexual comercial de menor de edad, violencia intrafamiliar, mendicidad y tráfico de menores e incesto.
Para que la medida sea efectiva, se crea el Registro Nacional de Personas Condenadas, administrado por la Policía Nacional. La información estará disponible en tiempo real y sus certificaciones serán gratuitas.
La norma eliminará un factor de riesgo muy importante para los niños, asegurando que los entornos escolares o de cuidado, estén libres de este tipo de atentados. Así, cualquier institución educativa, las empresas que cuidan los menores y la ciudadanía en general, contarán con una herramienta fiable para conocer los antecedentes penales y las investigaciones que involucran a los profesionales que están al servicio de la educación y el cuidado de los niños.
No obstante, no puede perderse de vista la cruda realidad: El principal escenario en el que se presentan estas agresiones, sigue siendo el hogar y la familia. Durante los últimos cinco años, en 37.323 casos la denuncia fue contra un familiar cercano a la niña o el niño víctima de abuso sexual, así: 9.933 agresiones sexuales las ocasionó el padrastro; 7.488 el papá; 5.748 los tíos, 4.701 los primos, 2.711 un abuelo y 2.094 algún hermano de aquellos menores.
El año pasado en Colombia fueron reportados 17.908 casos, lo cual indica que cada media hora, en promedio, un menor de edad, niñas en su gran mayoría, es violentado en su sexualidad. ¿Cuántos miles de casos aún no se denuncian?, ¿cuántos más aún no han sido descubiertos? Aunque es doloroso suponer estas respuestas, hay que trabajar sin descanso para que las cifras, más pronto que tarde, se reduzcan a cero.