jueves marzo 28 de 2024

El Ojo del Halkón Belisario, un hombre con vocación de paz

08 diciembre, 2018 Opinión, Política

Por: Rubén Darío Mejía Sánchez

Para quienes hemos nacido con la vocación de periodistas, es muy normal que nos encontremos con una serie de personajes bastante sui generis para la vida nacional y uno de esos personajes que me encontré un poco después de los comienzos de mi carrera fue a Belisario Betancur Cuartas, tuve el honor de ser su primer jefe de prensa en su primer intento a buscar la Presidencia de la República en aquel entonces por el incipiente partido, La Democracia Cristiana.

Un grupo de profesionales, dirigidos por Ricardo Araque Molina fueron los que le picaron el bicho de la Presidencia al amagueño, poeta, escritor y periodista, además de rebelde sin causa que era Belisario Betancur, un ser jovial, lleno de unas ideas que para muchos eran traídas de los cabellos y otra cosa que mas me llamó la atención cuando lo conocí fue que encontré después de mi mamá a un lector empedernido que sabía leer en latín y que opinaba de las cosas mas extrañas que se le pudieran preguntar.

Fue una bella experiencia, la mayoría salimos de la campaña sin haber ganado un peso y el mismo candidato tuvo que recurrir a sus patrocinadores, unos profesionales con ideas de avanzada y que querían poner en alto a la Democracia Cristiana en el país.

En mi última charla en el Teatro de Bellas Artes de Cafam a donde asistió el ahora ex presidente Belisario Betancur para hablar de la importancia de la lectura y de la educación, recordamos al lado del periodista Fernando Barrero Chávez y del expositor en ese momento, cuyo nombre no recuerdo, en palabras del mismo Belisario, que fue una época bella de grandes ilusiones y que a pesar de la derrota electoral, pues se dejó contar y el caudal de votos fue mínimo, fue una gran experiencia y comienzo de su carrera hacia la Presidencia de la República; un comienzo de grandes satisfacciones, pero según sus propias palabras en medio de una pobreza franciscana que solo los que estábamos en esa apuesta política podíamos soportar.

Durante su paso por la Presidencia de la República, luego de varios intentos, tuve el honor de estar a su lado y ver y conocer las grandes propuestas sociales que hizo; porque siempre pensó en los pobres y en los menos favorecidos, nunca se olvidó del hogar lindo y pobre de donde venía y por eso siempre quiso una Colombia mejor.

La lectura, los poemas, la buena literatura y el arte siempre estuvieron en primer plano, seguidos por su vocación política, que fue bien demostrada siguiendo los pasos y las enseñanzas del Partido Conservador y en donde los hermanos godos se sentían orgullosos de tener un buen representante.

Una cosa que siempre me llamó la atención fue que cuando se le trató al ex presidente Betancur sobre temas relacionados de personas determinadas, cambiaba la dirección de la conversación, y precisamente eso sucedió la última vez que lo vi y le pregunté sobre la forma de actuar del ex presidente Álvaro Uribe y me dijo que en ese momento estaba enfocado en lo que iba a decir antes de presentar el manual de lectura que un escritor y profesor español haría en el lugar en donde nos encontrábamos.

Recordó en esa oportunidad a su señora madre y a sus hijos, lo mismo que a su padre y sentía orgulloso de su origen humilde, pero en especial de su rebeldía al leer temas que estaban vedados para el época y por lo que fue echado de varios colegios , hasta llegar a ser profesor de latín y de griego, para luego entrar a la Universidad Pontificia Bolivariana en donde se graduó de abogado; pero en donde lo principal que aprendió fue mirar como ayudar a los semejantes y se dio cuenta que una buena vía era su carrera política.

El expresidente tuvo que pasar los momentos mas difíciles de la historia colombiana, como el resurgimiento del narcotráfico, la toma del Palacio de Justicia por el M-19 y el desastre de Armero, como si fuera poco, también le tocó sortear el gran terremoto en Popayán en pleno jueves santo cuando todo quedó destruido y se creyó que era el fin, por los muertos y joyas valiosas de arquitectura que se perdieron en el momento.

Fue un hombre que se mostró duro en esos momentos, un hombre del que se ha hablado mucho, porque se considera que tuvo que ver con la cantidad de muertos en el Palacio de Justicia, entre magistrados y civiles, pero la historia dirá la verdad al respecto, cuando se aclare si fue un golpe de estado dado por las Fuerzas Militares para poderse tomar el santuario de la justicia que había sido construido hacía poco.

Los episodios de la toma del Palacio de Justicia y el desastre de Armero, aun los tengo en mi memoria. Cuando se tomó el M-19 el Palacio de Justicia estaba con otros colegas a solo 4 cuadras del mismo Palacio, escuchamos unos tiros, pensamos que habían matado a alguien o que se trataba de un atraco, pero al llegar al sitio de los acontecimientos, nos dimos cuenta que era un comando del M-19 el que había asesinado a un portero y había entrado a la fuerza donde se encontraban todos los magistrados y jueces de la república.

Nos ubicamos en un edificio al frente del Palacio, gracias a la colaboración de un abogado a quien conocíamos por nuestras labores periodísticas y desde su oficina vimos como las cosas iban sucediendo, cuando llegó el momento de la entrada de los militares por la puerta principal y el comienzo de los incendios dentro del Palacio. Nos íbamos informando e íbamos informando a la radio y escuchábamos el clamor de quienes estaban en el lugar diciendo que se les estaban matando y que el Gobierno tomara decisiones inmediatas. Cabe decir que allí estuvimos desde las 11 de la mañana hasta las 3 de la mañana que nos dejaron salir escoltados por el Ejercito hasta una de las calles cercanas.

Una semana después, no se me olvida, porque era mi cumpleaños y Belisario Betancur Cuartas estaba despertando con un nuevo dolor de cabeza, ahora era la naturaleza la que atacaba y Armero simplemente había desaparecido.

También recuerdo que cuando trabajaba en el periódico El Siglo, fui llamado a la oficina del doctor Álvaro Gómez Hurtado para contarle algunos datos de la oferta que había hecho la FIFA al escoger a Colombia, como sede del Mundial de Futbol de 1986. El doctor Gómez hacía su editorial al respecto y daba su respaldo a tal iniciativa.

Tuve la oportunidad de hablar con el presidente Betancur a quien le pregunté al respecto, y dijo que no estaba de acuerdo, porque la situación social y económica del país no era la mejor y que ese dinero que se iba a invertir en el Mundial serviría para hacer colegios, escuelas, hospitales y carreteras; nada de eso se hizo y mucho menos el Mundial.

Pero lo que hay que destacar es esa visión de paz que tenía el presidente-poeta, buscaba acercamientos para que se terminara la guerra con las FARC y el ELN al mismo tiempo que se adelantaban conversaciones con el m-19 para lo que se conformó una comisión que tuvo grandes personajes, entre ellos a la periodista Margarita Vidal, para hablar sobre un posible diálogo y finalización de la cruenta guerra que vivía el país.

Las cosas no fueron muy fáciles, la comisión se armó y se desbarató varias veces, pero se dieron los primeros pasos para los diálogos de paz, aunque terminó su mandato sin que nada se hiciera realidad.

En los últimos años respaldó al ex presidente Juan Manuel Santos en su programa de paz, aunque se retiró definitivamente de la política y únicamente estuvo presente en las actividades sociales y culturales, en donde muchos colombianos hicieron parte de sus tertulias y un evento que quizá le gustaba mucho era el anuncio de los premios Alfaguara, hasta el punto que en una oportunidad invitó a los presentes a comerse un buen chicharrón con un pedazo de arepa.

En sus últimos años, al lado de su segunda esposa montó sus cuarteles de invierno el Barichara – Santander, en donde fue considerado como el personaje mas importante y a donde llegaron grandes representantes de la cultura y el arte, porque allí solo era la cultura y el arte lo mas importante y desde donde se trabajó para hacer de este bello pueblo un atractivo turístico.

Por los mensajes conocidos luego de su fallecimiento el 7 de diciembre, se puede concluir que es un hombre que dejó huella, que supo derrotar la pobreza y las adversidades, y que la historia sabrá juzgarlo como uno de los grandes mandatarios del país.

Hoy el mundo de la política, de la letra y la cultura lloran al hijo de Amagá.

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