El hombre gris
Andrés Hoyos
Para un columnista siempre hay un hombre gris que lo saca de apuros. Se trata de uno de esos que mencionaba Machado en su celebrado “Retrato”: “converso con el hombre que siempre va conmigo”.
Hoy los temas abundan y no. ¿Hablar de un bufón peligroso como Donald Trump? Bah, no apetece, pese a que durante casi cuatro años él podría enviar al mundo por un desfiladero que por fortuna tiene fondo. Tan delirante es don Peluquín que acusa a un país invadido de incitar a la Tercera Guerra Mundial. Por favor. La cháchara colombiana tampoco apetece mucho en este momento. Son repeticiones de lo mismo. Sobre lo primero, yo no dudo de que Ucrania la va a pasar mal en el futuro inmediato, si bien espero que los nuevos apoyos le alcancen para por lo menos sobrevivir. Ojo, sobrevivir a una invasión como la de Putin en el fondo implica ganar, por lo menos tiempo. Ah, y a Europa se le va la vida en el proceso, algo que allá saben muy bien. Les tocará revolar en cuadro para hacer irrelevantes las pérfidas trumpadas de la Casa Blanca y el repugnante apoyo que don Peluquín tiene de plutócratas por el estilo de Elon Musk y hasta Jeff Bezos. Ya veremos si la actual tendencia de todos ellos a mentir de forma descarada y a cambiar de posición a la manera de las veletas se perpetúa, o si la gente ordena parar.
Cambiando de foco a temas más cercanos, uno puede pensar en lo que va a hacer en los próximos meses o años para capear los temporales esbozados. Una de dos, o los malandros a cargo logran que el grueso del mundo se vaya por el desfiladero, algo que yo dudo, o cuando salgan del poder quedan los estragos y el ruido, pero no la tendencia catastrófica interminable. No creo que sea útil prepararse desde ya para el cataclismo. O sea, si al final sí nos vamos por el hoyo, algún remanso habrá camino al fondo donde los veteranos mañosos podamos sobrevivir. Yo en realidad prefiero pensar que los malos no se van a perpetuar, entre otras, porque bajo los regímenes democráticos es la gente la que decide si renueva o no los mandatos a los que quieren hacer todo ese daño y vaya que el ruido contrario a la maldad crece todos los días. ¿Eso se traducirá en votos? Espero que sí.
El hombre gris que siempre va conmigo me dice que mire ahora en derredor. Muchas cosas se ven entre buenas y aceptables. Los puntos calientes del mundo no son todos; lejos de. Tiene sentido viajar a sitios agradables, donde no haya tiroteos, reunirse con amigos a desbaratar el mundo, algo que no cuesta más que una buena botella de vino o de whisky. Lo otro es lo de siempre: leer y releer, un vicio sano, por así llamarlo. También oír música vieja, de la que nos gustaba en la época de la universidad. Un ejemplo, entre muchos, sería Kris Kristofferson, quien murió el año pasado los 88 años. De sus grandes canciones, destaco “Me and Bobby McGee”, aunque también “Sunday Mornin’ Comin’ Down” y and “Help Me Make It Through the Night”. Se dice que él y Janis Joplin fueron amantes turbulentos durante unos meses antes que ella se arrojara sin paracaídas del avión de la vida a los 27 años. De regalo de despedida, Janis le dio un gran empujón a su carrera al volver la canción de Bobby MgGee un éxito colosal. Por si acaso, en inglés el nombre Bobby puede aplicar tanto a hombre como a mujer, de suerte que en ambas versiones suena estupenda.
El hombre gris, del que hablaba Machado, en mi caso se ha vuelto poco locuaz. Opina menos, pontifica menos, no se hace ejecutar por sus opiniones como tal vez alguna vez pensó hacerlo. Mejor. Abundan demasiado los hombres dogmáticos de todos los colores.
