La paz necesita una Comisión de la Verdad
El integrante de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas (CHCV), Sergio de Zubiría, consideró que la paz en Colombia requiere una Comisión de la Verdad que esclarezca el origen y la verdad histórica de la guerra interna que ha vivido el país durante el último medio siglo.
Al participar este fin de semana en un foro organizado por el Departamento de Bioética de la Universidad El Bosque, el filósofo y profesor de esa casa de estudios señaló una de las pertinencias del informe elaborado por la CHCV “es que el país comienza a darse cuenta de que la responsabilidad de este conflicto no es de unos campesinos cultivadores de coca sino que es mucho mayor y colectiva”.
Dijo que “esto nos ha llevado a hablar de que el conflicto armado no admite simplificaciones sino que requiere de una Comisión de la Verdad muy seria que lleve al país a conocer las causas de la guerra interna y lo que realmente ocurrió en su desarrollo” pues la verdad es lo que llevará a Colombia a una auténtica reconciliación.
Consideró que de esa Comisión de la Verdad deberían formar parte personalidades internacionales como el ex presidente uruguayo Pepe Mujica y el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan.
De Zubiría forma parte de la CHCV que en mayo pasado recibió el mandato del Gobierno y las Farc de elaborar un informe sobre los orígenes y las múltiples causas del conflicto, los factores y condiciones que han facilitado y contribuido a su persistencia del conflicto, y sus efectos más notorios en la población.
La CHCV está integrada por 12 expertos, cada uno de los cuales elaboró un informe sobre esos tres puntos, mientras que los académicos Eduardo Pizarro Leongómez y Víctor Manuel Moncayo hicieron dos relatorías. El trabajo de este grupo, designado por consenso por los negociadores del Gobierno y las Farc en La Habana, fue presentado el mes pasado y el mismo refleja las diferentes visiones sobre las causas de la guerra interna aunque los autores coinciden en que existen múltiples responsables, entre ellos el Estado, los paramilitares y la propia insurgencia.
Sin verdad no habrá paz
En el foro del Departamento de Bioética de la Universidad El Bosque, que dirige el filósofo y médico Jaime Escobar Triana, participaron, además de De Zubiría, los integrantes de la CHCV María Emma Wills, Jairo Estrada y Darío Fajardo, quienes hablaron acerca de sus conclusiones.
De Zubiría consideró que luego del riguroso trabajo de la CHCV, cuyos integrantes profundizaron en los orígenes históricos de la guerra, Colombia necesita una Comisión de la Verdad “a la altura de la complejidad de nuestro conflicto, y no para recriminarnos con el castigo y la venganza sino porque sin verdad no hay paz ni hay justicia”.
Señaló que no se puede decir que todos los colombianos son culpables de las atrocidades ocurridas durante el último medio siglo “porque con esa afirmación se difumina la responsabilidad ética”.
“Aquí unos son más responsables que otros y, desde mi particular visión, aquí hay que hablar de responsabilidades colectivas con más fuerza más que las individuales”, acotó.
Wills dijo en su turno que ella encontró los orígenes del conflicto en el siglo XIX, cuando antes de que se conformara el Estado-Nación se forjaron los partidos políticos, el Liberal y el Conservador, en un contexto en el que las regiones tienen un gran peso y en el que la gente, antes que ser colombiana, era liberal o conservadora.
La politóloga de la Universidad de Los Andes indicó que a partir de esa visión histórica queda claro que uno de los mayores desafíos del posconflicto será la construcción de Estado porque hasta la fecha persisten tres nudos que tienen su origen en el siglo XIX y cuya resolución es necesaria para la paz.
Señaló que la tierra uno de los nudos del conflicto porque hay un campesinado independiente y muy fuerte que no ha sido reconocido políticamente y no tiene una representación en los centros del poder.
Explicó que, a excepción de dos figuras, no hay en el Congreso, legisladores que vengan del movimiento agrario o campesino.
El segundo nudo, agregó, es la Fuerza Pública, el Ejército y la Policía, cuyo origen es regional y que a lo largo de la historia han servido a los intereses políticos e ideológicos de turno y no a la Constitución.
“Sin una Fuerza Pública democrática, que adhiera a la Constitución y no a los partidos o a las ideología, los conflictos políticos tienden a derivar en guerra”, señaló.
Expuso que un tercer nudo es la relación entre elites locales y elite nacional ya que, hasta la fecha, no hay una política de Estado en Colombia.
“El Estado está fracturado, no solo en términos de instituciones, no que hay una política compartida entre todas las instituciones y, además, hay una fisura entre las políticas nacionales y las políticas locales, lo que es supremamente grave porque finalmente la guerra en Colombia tiene unas dinámicas locales muy evidentes”, afirmó la académica.
Señaló que las elites locales tienen inmenso poder “y eso es lo que hizo posible, por ejemplo, la instalación de soberanías paramilitares en la costa caribe”.
Wills se preguntó: ¿Qué hacemos con unas elites que son democráticamente electas pero que actúan a nombre de unos órdenes despóticos a nivel regional? Esto, respondió, “es un enorme desafío para el posconflicto”.
Superar visiones maniqueas
Estrada, director de la maestría de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional, sostuvo que en el ensayo que elaboró como integrante de la CHCV queda establecido que es imposible ver el conflicto colombiano en blanco y negro, como si fuera un asunto de buenos y malos.
“Hay que superar estas visiones y avanzar a un entendimiento del carácter complejo de este conflicto. Lo peor que nos pudo haber pasado es el negacionismo histórico en el que la extrema derecha llegó a defender una tesis ideológica que establecía que en Colombia no había conflicto”, dijo, y señaló que es a lo que aspira contribuir el trabajo de la CHCV.
Para el académico, quien es economista e historiador, todavía es difícil hacer una historia del conflicto colombiano porque faltan fuentes, como las guerrilleras, los archivos estatales y los testimonios de miles de sobrevivientes.
Entre sus conclusiones, Estrada destacó que la causa de que en algún momento histórico de Colombia la subversión social haya asumido la forma de subversión armada es la disposición contrainsurgentes del orden existente.
“Estas disposición se tradujo en una agresión militar contra el campesinado que está suficientemente documentada. Personajes reformistas, como Alfonso López Pumarejo, fue declarado por el orden de la época un bolchevique comunista, y esta intransigencia hizo que en algún momento el movimiento social se sublevara contra el Estado”, planteó.
Fajardo, antropólogo y autor de “Violencia y desarrollo”, sostuvo que el origen del conflicto colombiano está en la tenencia de la tierra, lo que tiene que ver con la necesidad de los grandes latifundistas de controlar a la gente porque “la tierra sola no produce, necesita del trabajo, pero para controlar a los trabajadores agrícolas tienen que controlar, en su lógica, la tierra”.
El investigador dijo que por ello su ensayo se centra en la cuestión agraria como factor desencadenante del conflicto social y armado.
De acuerdo con su análisis, desde las primeras décadas del siglo XX existían profundas tensiones en el agro, potencialmente explosivas: como una excesiva concentración de la propiedad rural, un desorden en las formas de apropiación de tierras baldías, una débil legitimidad de los títulos de propiedad y la persistencia de formas de autoridad arcaicas en el seno de la propiedad sin ningún apego a la normas laborales.
“Existe entonces un consenso básico en los diagnósticos, compartido por los interlocutores en las conversaciones de paz, que reconoce como factores ineludibles para su comprensión así como para asumir su tratamiento y soluciones, las problemáticas del acceso a la tierra y el desarrollo rural, al cual se añade la necesidad de superar las restricciones a la participación política de la ciudadanía”, concluyó.
El filósofo Gustavo Chirolla y el sociólogo Jairo Rodríguez, quienes moderaron el foro “Aproximaciones desde la universidad a la memoria histórica del conflicto”, destacaron el esfuerzo de la CHCV para contribuir al debate del origen y las causas del conflicto armado pues el esclarecimiento es un ejercicio necesario para llegar a la paz.