jueves mayo 16 de 2024

«Hacia una Bogotá más Inclusiva: Desafíos en Accesibilidad y Empatía»

Eduardo Frontado Sánchez

En la búsqueda de una sociedad más inclusiva y educada, un elemento crucial a considerar es la movilidad y accesibilidad de las personas con cualidades distintas. Es esencial comprender que estas habilidades no se limitan a aquellos en sillas de ruedas o con condiciones de salud especiales, ya que también pueden adquirirse debido a accidentes u otras circunstancias que exigen desarrollar nuevas habilidades, demostrando la ley de la compensación.

A pesar de que Bogotá, como la capital de Colombia, ha destacado por su excelente calidad de servicio, es imperativo abordar cuestiones como la accesibilidad y el estado de los andenes para lograr una inclusión genuina. Es fundamental reconocer que la inclusión y la accesibilidad son conceptos interconectados y que el progreso en uno no puede lograrse sin avances en el otro.

Uno de los desafíos más significativos en la sociedad actual es cultivar la humanidad y empatía hacia quienes nos rodean. En el contexto de Bogotá, la condición de los andenes al transitar con sillas de ruedas, coches o cualquier forma de movilidad limitada representa un desafío considerable. La conciencia colectiva sobre el impacto de la infraestructura en las personas con movilidad reducida es esencial para fomentar un cambio significativo.

A pesar de los desafíos, es alentador ver que todavía existen personas empáticas y solidarias. En lo personal, al salir con mi madre, hemos experimentado la grata sorpresa de encontrar almas compasivas dispuestas a ayudarnos a superar obstáculos. Sin embargo, estas experiencias positivas no siempre son consistentes, ya que persiste el miedo al desconocido y la ansiedad por no saber cómo ayudar.

En una sociedad que avanza tecnológicamente, es crucial cuestionarnos si estamos evolucionando lo suficiente en términos humanos y emocionales. La empatía y la comprensión son fundamentales para superar las barreras de la discapacidad y fomentar la inclusión. Debemos recordar que antes de ser autómatas obsesionados por el trabajo, somos seres humanos con emociones, creencias y capacidad de pensamiento. La humanidad nos identifica, pero la aceptación de lo distinto nos une.

En este camino hacia una Bogotá más inclusiva, es responsabilidad de todos abogar por cambios tangibles en la accesibilidad y, aún más importante, cultivar la empatía en nuestras interacciones diarias. La diversidad no solo enriquece nuestra sociedad, sino que también nos desafía a ser mejores seres humanos.

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