El don de mando
Uno suele dar órdenes al mundo, a sabiendas de que no serán obedecidas. ¿Por qué habrían de serlo? Hay más de 7.000 millones de personas sobre el planeta, las cuales no tienen por qué interesarse en lo que manda o no manda un iluso parroquiano desde algún altiplano tropical. Nuestra escala, si Dios ya no está por ahí para congregar y llamar al orden, es diminuta.