martes marzo 26 de 2024

O cambiamos o nos cambian

Augusto León Restrepo

Hay temas que por trillados me bloquean para escribir como los relacionados con la consulta anti corrupción que obtuvo la friolera de once millones y medio de participantes que marcaron Sí en un noventa y siete por ciento a las preguntas que se formularon. Con la tinta que se ha derramado para celebrar este hecho político que muchísimos daban por fracasado y cuyo mecanismo era utilizado por primera vez en nuestra frágil democracia, se podrían llenar centenares de piscinas olímpicas, porque todos a una queremos ser anti corruptos, o al menos aparentarlo. Quién fuera a creer que se necesitaran diez y seis años para que una frase pronunciada por el barón electoral Fabio Valencia Cossio, en el 2002 Presidente del Congreso, al dar posesión a su paisano Alvaro Uribe Vélez como Presidente de Colombia, comenzara su pragmática carrera – la frase-  en el gobierno uribista de Iván Duque Márquez, de indesconocible sangre paisa: O cambiamos o nos cambian. Este enunciado de perogrullo, con el de que hay que reducir la corrupción a sus justas proporciones, que hizo célebre al ex mandatario Julio César Turbay Ayala, podría elevarse a placa en los vestíbulos del Capitolio, aprovechando la epidemia moralista que nos invade.

Como simple alusión anecdótica y antes de escribir un par de párrafos más, les recuerdo que Valencia Cossio y Uribe Vélez, en el 2002, sellaron su reconciliación y se convirtieron en socios íntimos hasta el sol de hoy. Un ejemplo de que aún los más enconados enemigos en política pueden olvidar los agravios y comer en el mismo plato. Como César Augusto Gaviria y Álvaro Uribe ahora. Pero no nos perdamos. Valencia Cossio se había liado en trompadas con Uribe Vélez por un pleito electoral un día de elecciones. Cuentan que ambos cayeron al suelo. Excelentes trompadachines. Pelea empatada. Pero que poco después se dieron cuenta de que serían el uno para el otro en Antioquia y el país. Tanto, que Fabio escribió un libro autobiográfico, “O cambian o nos cambian”, cuyo prólogo fue escrito por Alvaro, quien también habló en el acto de lanzamiento. Pero ¡caramba!, que poquito han cambiado en estos diez y seis años. Tampoco el país. Ocho años de Álvaro Uribe Vélez y otros ocho años del que dijo Uribe: Juan Manuel Santos. Vamos a ver si el cambio lo logra, el otro que señaló Uribe: el joven Iván Duque Márquez.

Ya por lo menos hizo la primera intentona. Se mostró partidario de la consulta anti corrupción, invitó a todas las fuerzas representadas en el Congreso a Palacio y los sentó a manteles para una foto sin precedentes en la historia reciente de nuestro país. El miércoles 29 de agosto por la noche llegaron muy cumplidos los cuarenta y cinco invitados, la mayoría en traje formal, algunos de sport y las jóvenes Claudia López y Angélica Lozano con camisetas de la selección Colombia. Nunca supe si fue cena o sirvieron pasabocas, si ofrecieron vinillos o jugo de guayaba como cuando Uribe, si hubo Puss café o no. La única foto la trae Semana y allí se identifican en la mesa principal, cuadrada, a César Augusto Gaviria, ¡quien lo creyera!, al Presidente Iván Duque y a la atractiva premier Nancy Patricia Gutiérrez , al Fiscal, al Contralor saliente y al Procurador, a Gustavo Petro, a Roy, a Macías y a Chacón, (¿saben quien es Alejandro Carlos Chacón Camargo?. ¿Sí?. Los felicito.), al ciudadano Rodrigo Londoño Echeverri, antes conocido como Timochenko, al ciudadano Julián Gallo Cubillos, antes Carlos Antonio Lozada , los dos sin pasar por la JEP, los de Cambio Radical, el Polo, Partido Conservador, los Verdes,  de la U, Liberal,no Jorge Enrique Robledo, no Antanas Mockus. Como quien dice, el Gran Sancocho Nacional de que hablaba el Comandante Pablo, Jaime Bateman Cayón.

Todo muy bueno, muy esperanzador. Este jueves se volverán a reunir los del sancocho. Y se propondrán sacar adelante en el Congreso lo del gobierno, lo de los siete puntos de la consulta, lo del Fiscal, lo del Procurador. Que tiemblen los corruptos de antes, los de ahora y los del futuro. A la cárcel con ellos. Estamos en estado de efervescencia y calor. Como un bálsamo, después de semejante maratón electoral, espinosa, crispante, plagada de mentiras verdaderas o de verdades mentirosas. Uno ya no sabe. Este año he salido mas a votar que a rumbiar, escribió una amiga mía, en su cuenta de facebook.

Una farsa izquierdista la consulta dicen unos, que la apoyaron en el Congreso con su voto. El comienzo de un nuevo país, dicen los más optimistas. La triste realidad es que no se pasó el umbral exigido por la ley. Perdimos, quienes estábamos con la consulta. Nos faltaron quinientos mil voticos, que se hubieran conseguido si Uribe no se hubiera mamado, perdón, retractado de su apoyo inicial. Pero ahí vamos, patrocinados por el nuevo que dijo Uribe, Iván Duque. A quien le va a corresponder, para que no haya dudas al respecto, pedirle al Registrador que atienda y aclare las acusaciones sobre los resultados de la consulta. Por redes y sectores ultrafuribistas se le ha hecho eco a un posible fraude, dizque patrocinado por Fecode. Claridad se exige. No sea que estemos ante una nueva corrupción catedralicia. Una investigación rigurosa se impone. Para que no nos tiremos las fiestas con infundios. O para que las agüemos, si las sospechas resultan fundadas.

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