
Camino hacia el gran sacudón
Luego de la “Gran Guerra” de 1914 y como consecuencia del reordenamiento drástico del orden mundial que esta trajo, se vivieron años complejos, apasionantes y definitivos para lo que vendría.
Luego de la “Gran Guerra” de 1914 y como consecuencia del reordenamiento drástico del orden mundial que esta trajo, se vivieron años complejos, apasionantes y definitivos para lo que vendría.
El procurador Fernando Carrillo cerró el año advirtiendo sobre el impacto que tendrá en el país la participación ciudadana. Es un defensor de la validez y pertinencia de ese sentimiento “de amplio espectro” que se viene expresando de manera libre y espontánea en las calles de Colombia, a diferencia de quienes lo pretenden ver como un trasnocho comunista, encarnado hoy en lo que denominan el castrochavismo.
“La historia, señor presidente, le ha entregado el privilegio de ser uno de los grandes transformadores de la historia. No pierda esa oportunidad… creyendo que esto es simplemente pasajero”. Mejor no se puede caracterizar la situación presente del país. Y lo hizo el procurador Carrillo.
Es claro que el presidente, como hacen los indios, no ha puesto el oído en la tierra para escuchar lo que se mueve en la entraña de una Colombia de ciudadanos que, a pesar de todos los discursos, promesas y proyectos viejos de años, se sienten ignorados; ni respetados ni reconocidos. Ellos, que son la razón de ser de la política y de la economía, a cuyo servicio deberían estar.
Estamos en la mitad de cambios de fondo en las sociedades, incluida la colombiana, a los cuales les llegó la hora. No se trata de un desajuste pasajero de la economía mundial y nacional, pues esta viene desajustada, por decir lo menos desde la crisis del 2007.
Cien años después el mundo, y ya no solo Occidente como entonces, vive un cambio profundo por no decir cataclísmico. Fue el del liberalismo clásico que conoció su esplendor hasta el estallido de la Primera Guerra y el consiguiente derrumbe de los imperios otomano y austrohúngaro, el marchitamiento de Inglaterra, la Revolución rusa, el fascismo mussoliniano y el ascenso de Hitler; crisis que desemboca en la Gran Depresión de los 30
Greta Thunberg es la adolescente sueca que un buen día decidió, no se sabe si sola, que en adelante no iría al colegio los viernes para dedicarse a manifestar en sitios públicos de Estocolmo su angustia por la crisis ambiental que ya alcanza proporciones críticas, ante la indiferencia de quienes en el mundo tienen el poder para actuar y enfrentarla seriamente,
El malestar y la creciente rabia ciudadana, principal oxígeno de los populismos que ya hacen presencia entre nosotros, obligan a entender lo que sucede: una frustración envuelta en un sentimiento de exclusión o de “ninguneo” que flota y envenena el ambiente, originada en que unos pocos se quedan con el grueso de la torta económica y actúan como si estuvieran por encima de las leye
En Colombia, si no se le pierde el miedo a la gente para escucharla, para respetar y apoyar sus planteamientos, reconociéndoles su derecho y su competencia para que sin intermediarios puedan definir aspectos fundamentales de su vida, la de los suyos, la de su comunidad, no se saldrá de esta reedición de la Patria Boba
Las cifras desconciertan. La producción de coca se disparó y en el 2017 Colombia logró el récord de ser el proveedor del 70% de la coca que se consume en el mundo. Y lo dice Naciones Unidas. El desafío que se viene es garrafal: ¿qué hacer? Y aparece una nueva polarización frente a la fumigación con glifosato como arma de erradicación.