miércoles marzo 27 de 2024

La clase para aprender a ser más felices se dicta en un colegio de Bogotá

Saberes_ancestrales_de indigenas

Por Nicolás Rodríguez C.

Fotos Julio Barrera

Con cinco pasos, la profesora María Belén Alarcón enseña a niñas, niños y jóvenes de la localidad de Santa Fe una ‘receta para la felicidad’. Esta se convirtió en la lección más popular entre los estudiantes, quienes no estudian para aprobar la materia, sino para sentirse bien.

Saberes_ancestrales_de_indigenas_1En el colegio Gan Eng Seng, en Singapur, los maestros tienen por costumbre escribir a sus alumnos y colegas notas de reconocimiento y admiración. La iniciativa, denominada ‘Notas de Alegría’, hace parte de la estrategia global de este país asiático, que ocupó el primer lugar en las pruebas Pisa 2014, para crear un entorno escolar amable y comprensivo donde todas y todos se sientan valorados.

A 19.310 kilómetros de Singapur, en el colegio Policarpa Salavarrieta, en el centro de Bogotá, la profesora María Belén Alarcón les enseña a sus alumnos a una ‘receta para la felicidad’, que tiene como sustento el conocimiento de sí mismo y la comunión con el espíritu a través del tejido, la danza, la expresión corporal y la meditación.

¿Qué tienen en común esta huilense, licenciada en Ciencias Sociales, y sus colegas asiáticos? Ambos trabajan para crear entornos escolares amenos y comprensivos, propiciando el desarrollo de las capacidades emocionales y sociales de los estudiantes. Una pequeña muestra de que los docentes del Distrito están en sintonía con las nuevas pedagogías hacia las que avanza la educación en el mundo.

Saberes_ancestrales_de_indigenas_2Estudios de todo el globo reiteran la importancia de cultivar en las niñas y los niños, desde las primeras etapas de aprendizaje, habilidades sociales y emocionales que, según los especialistas del tema, serán determinantes en la consecución del éxito laboral y profesional.

Ricardo Cortés, conferencista y terapista especializado en temas de educación y familia, señala las virtudes de gozar de un ambiente emocionalmente sano en el proceso educativo.

“El tema del bienestar en los niños es de suma importancia. Garantizar un ambiente sano, agradable e integral, abona el terreno para que los aprendizajes entren de manera eficiente. Un niño feliz, con autoestima, motivado, es un niño que disfruta de lo que aprende”, asegura Cortés.

El proyecto ‘La escuela, un lugar para el buen vivir’, que hace parte del Plan Integral de Educación para la Ciudadanía y la Convivencia de este colegio, ya ha sembrado la semilla en un grupo de aproximadamente 20 estudiantes que una vez por semana le dedican su hora de descanso a trabajar para cambiarle la cara a la convivencia y a la salud emocional en esta institución de la localidad de Santa Fe.

En cinco pasos, que a primera vista pueden parecer simples, esta maestra comparte con sus alumnos la receta para ser felices y entablar relaciones positivas con los demás.

  1. Conócete a ti mismo

Saberes_ancestrales_de_indigenas_3El primer paso en este viaje al interior del alma es el autoconocimiento, columna vertebral en el proceso donde se aprende a conocer las emociones propias y los efectos, valorarse adecuadamente con plena consciencia de las fortalezas y debilidades y a tener confianza en sí mismo.

“Cuando llegué al colegio me di cuenta que había mucha indiferencia y agresividad en la manera de relacionarse con los demás”, cuenta la profe María Belén sobre el primer diagnóstico emocional que le hizo al colegio cuatro años atrás.

Ese clima de incomprensión e intolerancia impulsó a esta docente a buscar una alternativa que ayudara a los jóvenes a conocerse a sí mismos, a valorarse y relacionarse con los demás. Así, con un: ‘quieren aprender a ser felices’, invitó a varios alumnos a que ‘empezaran a caminar con ella’.

La danza, la expresión corporal, el tejido, las manualidades y la meditación, son los mecanismos escogidos por esta maestra para capturar la atención de los estudiantes y llevar su mensaje.

Saberes_ancestrales_de_indigenas_4El tejido, antiguo método de meditación, ayuda a que los estudiantes se sumerjan en sí mismos por un momento y aprendan a conocerse, por eso no es raro ver a los ‘pupilos’ de la profe Belén tejiendo mándalas, mochilas y ‘ojos de Dios’, entre otros.

“La mochila es tejer la esperanza. Al principio fue complicado, se me enredaba mucho porque no tenía mi mente tranquila. La deshacía y la volvía a hacer y así es la vida, todos los días tenemos la oportunidad de cambiar, de mejorar”, cuenta Sebastián Pedraza, otro de los estudiantes que se dejó convencer con esta receta de la felicidad.

  1. Administra las emociones

La segunda lección de este camino por las emociones es la autorregulación, que no es más que la capacidad de controlar y administrar nuestros estados, impulsos, emociones y recursos internos.

En ejercicios como la danza y la expresión corporal los jóvenes tienen la oportunidad de liberar su mente y expresar sus emociones sin temor en un ambiente de afecto y comprensión.

“Hacemos algo que se llama ‘biodanza’, donde nos imaginamos que somos un animal y empezamos a danzar como si fuéramos ese personaje, mientras pensamos en cosas bonitas que nos han pasado en la vida. El objetivo del ejercicio es que nos tranquilicemos y relajemos”, explica Manuel Rodríguez, otro de los participantes del proyecto.

“Nosotros tenemos muchas ‘yucas’ que son cosas negativas que están enterradas en el alma y que no nos dejan avanzar. Por eso hay que aprender a sacar esos sentimientos, a regularlos pero de una manera positiva y creativa”, comenta la profe María Belén.

“La danza me ha ayudado a controlar mi estrés, mi rabia, para reflexionar. Antes me daba pereza estudiar. Ahora es todo lo contrario”, agrega Manuel.

  1. El poder de la motivación

Iniciar un proyecto, trabajar en él durante varios días y contemplar los resultados al finalizarlo es la tercera lección. La motivación es el conjunto de tendencias emocionales que guían el logro de nuestros objetivos.

Valores como la persistencia, el compromiso y el optimismo son necesarios en la formación de jóvenes con capacidad de cambiar las circunstancias que los rodean. Así lo han entendido los integrantes del grupo, testigos directos y activos de cómo ha cambiado el ambiente del colegio.

Esforzarse por mejorar, secundar los objetivos de un grupo a partir del aporte individual y tener optimismo para seguir en el camino hacia un objetivo a pesar de los obstáculos, es otro de los grandes avances que han logrado estos chicos que ya replican en los más pequeños sus experiencias de sanación.

“El plan es que esto siga replicándose en todos los estudiantes. Los más antiguos del grupo somos los ‘hermanos mayores’ y les enseñamos a los niños pequeños para que entiendan lo que hacen mal y que tengan ese cambio. Ahora ellos hacen lo mismo en sus salones y replican el conocimiento”, cuenta por su parte Nicolás López, un ‘hermano mayor’ que con entusiasmo trabaja para propagar esta ‘receta para la felicidad’.

  1. La clave de la empatía

Saberes_ancestrales_de_indigenas_5Las relaciones de los jóvenes con compañeros, profesores y padres de familia son otro de los aspectos prioritarios de los talleres. “Estábamos en saldo en rojo en la manera de querer, de relacionarnos de una manera sana”, señala la profe Belén sobre los motivos que la llevaron a emprender esta cruzada emocional.

Alumnas como Juanita Díaz recuerdan con cariño las primeras sesiones con la profe Belén, punto de partida de su ‘proceso de sanación’.

“Apenas llegamos al salón la profesora nos puso a hacer algunos ejercicios para sacar la modorra. Nos quedábamos en silencio, caminando por el espacio con los ojos cerrados. Luego la profe nos decía que pensáramos en las personas que amamos, que nos comunicáramos y habláramos con ellos como si los tuviéramos al lado, y que les dijéramos lo mucho que los queremos”, recuerda.

La creencia popular de “primero yo, segundo yo y tercero yo”, muy arraigada en la cultura nacional, fue uno de los paradigmas negativos que la profe Belén se propuso derrumbar. “Póngase en el lugar del otro” fue la contra para este mal.

“Una de las cosas más difíciles ha sido aprender a ponerse en los zapatos de los otros, a sentir el dolor de las demás personas. Muchas veces uno actúa de forma egoísta sin pensar en lo que está sintiendo el otro y tenemos que aprender a ser más humanos”, cuenta Sebastián Pedroza, quien replica lo que aprende en sus sobrinas y en sus compañeritos menores.

  1. Relaciónate positivamente Saberes_ancestrales_de_indigenas_6

Las relaciones de las niñas y los niños con sus padres, sus hermanos, sus compañeros de clase y los profesores son determinantes para su desarrollo en ámbitos sociales y profesionales.

“Con juegos de roles y obras de teatro he aprendido a ponerme en los zapatos de los demás, a tratar de entenderlos y a no juzgar tanto. Eso me ha servido para darme cuenta que no debo ser una carga para mis padres. Con gestos muy pequeños como ayudarle a la mamá a recoger el reguero del cuarto todo cambia”, dice Sebastián.

Los resultados de esta ardua labor ya arrojan resultados concretos. Aunque se trata de jóvenes de entre 15 y 17 años, los estudiantes de la profe Belén gozan de una madurez y una lucidez que sorprenden a sus mayores. Ellos mismos, cada uno desde sus posibilidades, se han encargado de sembrar su granito de arena para mejorar sus relaciones y hacerlas más constructivas.

“Yo peleaba mucho con mi mamá. Sentía que siempre tenía la razón. Pero eso ha cambiado, ahora soy más comprensiva. Empecé a entenderla, a entender sus problemas de madre cabeza de familia. Ahora, en vez de pelear con ella, me siento a su lado, la abrazo, le pregunto cómo le fue en el día”, comenta Juanita, quien ya lidera y diseña sus propios talleres y los comparte con los demás.

Especialistas en temas de familia y educación recalcan la importancia de los padres en el proceso de formación de personas integrales y equilibradas emocionalmente, que son capaces de adquirir conocimientos y de disfrutarlos porque tienen un bienestar emocional y psíquico.

“Todo empieza por los papás. El aula ofrece muchas herramientas, pero no es suficiente. Si un padre no refuerza en autoestima, confianza en sí mismo y motivación al niño, los conocimientos le pasan de lado. El gusto por aprender está sujeto a eso”, apunta sobre el tema el especialista Ricardo Cortés.

Justamente, es la integración de los padres en el proceso educativo y emocional de los niños, a lo que le apunta la profesora María Belén. Aunque han hecho varios talleres con participación de padres de familia, vincularlos de lleno a estas actividades es el reto para el proyecto en este 2015.

Así como sucede con las mochilas que tejen, los integrantes del grupo han andado un largo camino donde se han ‘enredado’ y han encontrado obstáculos, pero es allí donde radica la clave del asunto, porque en el tejido, como en la vida misma, siempre se pueden desenredar los problemas y corregir aquello que puede mejorar. Y este es el sustento de la profe María Belén, una mujer convencida de que es posible aprender y enseñar a ser felices.

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